XIX DOMINGO ORDINARIO

DIOS CON NOSOTROSFrCarmelo6

Por nuestro Párroco, Padre Carmelo Jimenez

Las lecturas para este domingo nos hacen reflexionar en la presencia misteriosa de Dios  en los acontecimientos diarios. Algunas veces, como humanos que somos, creemos que viajamos solos en la vida y que Dios está en los cielos, lejos de nosotros. Lo que nos olvidamos es que Jesús está a nuestro lado y al pendiente de nosotros.

Aunque parezca que en nuestras vidas haya tormentas, Dios se hace presente en medio de ellas; así el profeta Elías cuando estaba en la cueva atemorizado por lo que sucedía afuera, escucho la voz de Dios y salió para esperar que Dios pasara enfrente de él. Aun en medio de su temor pudo entender que ni el fuego, ni el viento, tampoco en la tormenta estaba Dios, pero en la brisa suave del viento es donde se siente la presencia amorosa de Dios.

Los apóstoles, también atemorizados por las olas del mar que casi los hundía, y después atemorizados porque creyeron ver a un fantasma, no se daban cuenta que Jesús iba en rescate de ellos. Dios se manifiesta a cada uno de nosotros en los acontecimientos que vamos viviendo y a veces con una caricia suave y otras veces con una fuerte llamada de atención a través de nuestras desgracias.

El P. Ramón Cue, S.J., Sacerdote Español, escribió la historia y reflexión: el Cristo Roto. En una de las partes narra como la mano derecha de Dios es la mano suave que acaricia al ser humano, acaricia a quien abre su corazón y su mente. Dios se le hace presente y se le revela. Pero a quienes cierran su corazón a la voz de Dios, Dios usa la mano izquierda que se manifiesta en los terremotos, en las desgracias, en el dolor. Pero que lo usa para llamarnos la atención, para hacer reflexionar al que no quiere escuchar, para ablandar el corazón duro. Algunas veces ese sufrimiento y dolor es tan grande que es necesario llegar hasta el hastío y quedarnos sin nada, sin esperanza, sin fuerzas.  Entonces viene el primer reclamo hacia Dios, y al sentirnos solos, sin Dios, surge la primera oración. Sin querer, tomamos el primer paso hacia Dios, buscando una esperanza y empieza la conversión. Y así es como Dios usa las tormentas, las dificultades, los problemas, para llevarnos a Él.

En el evangelio escuchamos que Jesús se había quedado con la gente y la barca donde los discípulos iban estaba en medio del mar y a la deriva por las olas, a punto de hundirse. Muchas veces en la vida sentimos que Dios está muy lejos de nosotros y que nuestra barca (familia, trabajo, escuela, sociedad) está al punto de hundirse. Pero la gran verdad que muchos se han olvidado es que Jesús sigue al pendiente de cada uno de sus hermanos. Por eso va en búsqueda de los discípulos para ayudarles en su desesperación. Jesús está cerca de nosotros, más de lo que podemos imaginarnos. No te sientas solo, ábrete a la presencia de Dios.

San Pablo reconoce, en la carta a los romanos, que: “los israelitas, a quienes pertenecen la adopción, la gloria, la Alianza, la Ley, el culto y las promesas”, a ellos los llama de su raza y anhela que ninguno se pierda, pero reconoce que muchos ya están fuera. Los acontecimientos recientes del Medio Este nos hacen pensar en que en esas tierras, que piso nuestro Señor Jesucristo necesitan de Paz y de amor. Ojalá como San Pablo, oremos por aquella región para que pronto florezca la paz y la salvación sea para ellos también.

Quiero terminar con la siguiente oración de www.dailyscripture.net: “Señor Jesús, ayúdame a confiar en ti siempre y en todas las circunstancias, y que nunca dude de tu presencia y poder para ayudarme. En mis momentos de duda y debilidad, pueda aferrarme a Ti, como lo hizo Pedro. Fortalece mi fe para que ande con confianza en el camino que has elegido para mí.” Amén.

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