La Sagrada Familia

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Por el Padre Carmelo Jiménez

Iniciaré esta reflexión transcribiendo literalmente parte de la segunda lectura, que será como base de la reflexión: “mujeres, respeten la autoridad de sus  maridos, como lo quiere el Señor. Maridos amén a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus         padres, porque eso es agradable al Señor”.

He estado por más de 7 años (casi los 8) en Estados Unidos y con gran tristeza he visto el detrimento de varias familias dividiéndose después de vivir varios años casados. Sólo muy pocas parejas logran celebrar bodas de plata y muy, pero muy pocas, llegan a las bodas de oro, porque el placer, el hedonismo y el egoísmo de las personas terminan enfrentándose y dividiéndose demandando que nunca su pareja los hizo feliz. Sí eso pasa con las parejas que viven juntos acá, con más tristeza me he dado cuenta de muchas personas, especialmente los hombres, que han dejado a sus esposas e hijos en sus países de orígenes, al paso del tiempo buscan nueva pareja acá y olvidándose de la familia que tenían en el lugar de han venido. He visto a muchos mentir y llevar una doble vida por esconder que tenían familias en sus lugares de  orígenes. Y lo peor, es que forman una familia acá también y al paso del tiempo, cuando tienen que regresarse tienen que dejarlos, y dividiendo nuevamente otra familia.

En este país los niños son protegidos por las leyes, de tal manera que sí las autoridades ven maltratos de niños, descuido o negligencia pueden tomar los niños y quitárselos a los padres. Por otro lado, muchos niños han utilizado esto para que no se les exija mucho en sus responsabilidades, y si algún padre o madre llega a ponerle la mano encima son amenazados por sus propios hijos de ser llevados ante los tribunales, lo cual  para los padres que no tienen una estadía legal acá es meterse en verdaderos problemas. Esto ha creado niños muy malcriados que a los 13 o 14 años  quieren hacer su santa voluntad llegando a libertinaje. Hijos e hijas que les gritan a los padres porque creen que tienen mayores derechos que sus mayores. Adolescentes o jovencitos que no  desean tener ningún control y que sus progenitores se conviertan en mantenedores para ellos sin que ellos tengan responsabilidades. En estos años he visto a muchos padres de familias llorar por sus hijos porque el Estado se los quitó y los puso al cuidado de otras personas, algunas veces por descuido de los padres y otras veces porque los jovencitos y jovencitas se convirtieron en rebeldes y fuera de control de los padres.

Doy gracias a Dios de haber nacido y crecido en otro país y no acá, no porque esto sea malo, sino porque he visto llorar a muchos jóvenes, que aman a este país y no son de acá. Niños y niñas que fueron traídos pequeños y crecieron acá, lo peor es en ellos se cumple el dicho de la India María: “ni de aquí ni de allá”. Una nueva cultura que en muchas ciudades ya han pasado pero otras apenas es un fenómeno crecientes. La cultura del relleno del sándwich, que tienen una doble cultura, tienen doble lengua, pero no tienen una identidad muy propia, porque han recibido la  educación de sus padres latinos y la preparación de escuela americana. Quieren vivir como americanos pero cuando inicia la búsqueda de trabajo, tienen que ver que son latinos porque no tienen los papeles. Y eso los deja la parte intermedia, sin muchas oportunidades.

Por otro lado, parte de mi misión en los EEUU es estar con las familias y diciembre es fuerte para las familias de acá. Iniciando diciembre inicia las añoranzas y el sentir la soledad. La mayoría ha venido por la familia, se ha convertido en providentes para las familias que continúan en diferentes países pero este tiempo no se puede ir a disfrutar, y anhela poder ir a ver a papá, mamá, hermanos o hermanas, hijos e hijas, tíos o sobrinos. Se anhelas las tradiciones. Se añora los cantos y las fiestas. Y diría Yeudiel: ¿y uno? Y uno acá llora por la familia. Muchos, después de varios años es la temporada que regresan, algunos volverán porque al paso del tiempo han arreglado sus papeles y otros ya no volverán. Y todo por la familia, porque sigue siendo el centro y la fuerza: la familia.

En estos años de estar acá me ha tocado llorar con muchos porque han perdido un ser querido y no pueden y despedirse, especialmente cuando es papá o mamá, que fuerte es eso. Me ha tocado alegrar con aquellos que estuvieron a punto de morir en las guerras que han pasado en nuestros países y bendito sea Dios, pudieron salir y acá están. Me he puesto melancólico con las familias y personas que añoran a sus demás familia. He reído, gozado y he brindado con las familias que han visto los pequeños logros de sus familias. Me he enojado con las injusticias que pasan los inmigrantes en este país. Esta es la misión de la iglesia y que el Papa Francisco nos alienta a mostrar el rostro                      misericordioso y alegre de Dios.

José y María, y El Niño Dios pasan estas vicisitudes al huir a Egipto, en tierras extranjeras, pero buscan proteger la vida de Jesús, la cuidan con gran entusiasmo. José sabe escuchar la voz de Dios. María sabe seguir la voz de José, su esposo. El Niño Dios obedece a sus padres, aun cuando sabe que es Dios. Padres, su misión es muy grande, y es cierto no hay un manual para la educación de sus niños, por eso los invito, que busque la fuerza y la sabiduría de Dios, en los sacramentos, en la escucha de su Palabra. Oren padres, personalmente y juntos, porque Dios les conceda el amor y puedan amar a sus hijos. Hijos, aprendan a escuchar a sus padres, no sólo acudan a ellos en los momentos difíciles, sino también para escuchar un consejo. Adolescentes, jovencitos y jovencitas, de todo corazón les digo, que ninguno, absolutamente ninguno tiene padres perfectos, pero que sí los han cuidado hasta hoy, entonces tienen padres buenos, no son sus enemigos, por lo tanto, sean agradecido con lo que ellos les han dado.

Familia busquen a Dios, escuchen la voz del Señor y déjense guiar por él. Que la Sagrada Familia: Jesús, José y María, siga intercediendo por cada una de nuestras familias, por cada una de estas familias migrantes, por cada familia pasa problemas para que sepan solucionarlos, por las familias divididas porque reencuentren el amor, por familias que aman a Dios para que continúen. Dios bendiga y proteja a cada una de las familias. Amen.

 

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