XX DOMINGO ORDINARIO

LA INTERCESION EN LA FE. RESPETO EN LAS DIFERENCIASFrCarmelo6

Por Nuestro Párroco, Padre Carmelo Jimenez

Para este domingo, basaré mi reflexión más en el Evangelio, claro está que no dejaré a un lado las otras lecturas. Quisiera que nos preguntarnos ¿Cómo es mi trato con los extranjeros? Quiero aclarar que extranjero abarca: religión, razas, pueblos y naciones, ideologías, incluso partidos políticos.

La lectura del Evangelio para hoy nos ubica en una región muy particular de Israel: Tiro y Sidón, que es tierra de paganos. Esa característica los aparta de los apóstoles y discípulos, y parece que de Jesucristo también, por ser judíos. El dialogo que se entabla entre Jesús y la mujer cananea parece que fuera humillante porque llama perros a los paganos. Sin embargo, la mujer está decidida a conseguir lo que la fe dice que es cierto, el milagro en su hija. No era por ella que estaba hablando, hablaba por su hija. Cuantas veces, estamos ciertos de la fe, pero titubea ante los problemas y humillaciones que nos encontramos. Aquella mujer cananea nos enseña el valor de la perseverancia y el valor de la humildad. Con esto nos enseña Jesucristo, después de aceptar la fe de la cananea, la universalidad de la Iglesia. En la primera lectura encontramos: “y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores.”

Otro aspecto que debemos reflexionar es la intercesión. Es cierto que podemos hablar directamente con Dios, como nos lo proponen los hermanos separados. En este Evangelio escuchamos a la mujer cananea hablarle a Jesucristo, pero no le hace caso por eso intervienen los discípulos: “atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Y es cuando parece darle importancia lo que la señora dice, solo para hacer el dialogo. Muchos católicos nos olvidamos que tenemos a los santos, amigos de Dios, que pueden interceder por nosotros delante de Dios Padre. Además de ellos que interceden, también nos olvidamos que Dios Espíritu Santo es nuestro abogado, que gime incesante ante el Padre y el Hijo por cada uno de nosotros. La intercesión es un recurso que deberíamos tener a la mano, de unos para con otros. La oración, tanto personal como comunitaria, es una fuerza espiritual que nos acerca a Dios y con intercesión de otros es más fácil conseguir lo que la fe nos hace estar seguros.

Jesucristo, termina reconociendo la fe de aquella persona: “ ‘Mujer ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!’ Y en ese momento quedo curada su hija”. Le da a la mujer cananea lo más preciado de los judíos: la fe. La fe, era y es algo de que los judíos se sienten orgullosos, aun ahora. Por la fe algunos desprecian a muchas personas, incluso a los de su propia raza. Por su fe, algunos judíos que son tan radicales se matan. Cristo, terminan otorgando y reconociendo la fe la cananea. Y por aquella fe y humildad, y por la intercesión de los discípulos, Cristo realiza el milagro que la mujer le pide: curar a la hija.

Así las lecturas de este domingo nos enseña que en la Iglesia no hay extranjeros, que es la misma fe, aquí y en China, o en Roma, o en Tierra Santa, o en cualquier parte el mundo, es decir que la Iglesia es Universal. Igual que los discípulos y Cristo, no debemos despreciar a nadie, porque todos son hijos de Dios. Debemos ayudarnos unos a otros con nuestra oración e intercesión, así como buscar la intercesión de los Santos.

Que Dios nos conceda crecer en el amor y respeto para con los demás, no importando raza, credo  ni ideologías, todos somos hermanos en la fe. Dios nos ayude a crecer en la fe. Amen.

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