EL TESORO, LOS VALORES, LA ELECCION.
Para este domingo las lecturas nos hacen reflexionar en la relación estrecha que existe en el corazón y donde ponemos nuestro interés, en pocas palabras, nos hablan de la relación corazón-tesoro. Esto implica nuestros valores, y que es lo que elegimos para nuestra vida.
El evangelio nos habla de tres parábolas: la primera de ellas es el tesoro escondido en un campo lo cual implica que en nuestra vida sabemos y tenemos valores escondidos que no es posible conseguirla con nuestras fuerzas propias, por lo que buscamos valores menores que al final nos lleva a ese valor que buscamos.
La perla preciosa y de gran valor es aquello que nos llama la atención, ponemos todas nuestras fuerzas y lo buscamos. Lo cual implica, todo esfuerzo, sin dejar algo escondido. Muchas veces los cristianos nos damos cuenta del valor: amor, por el cual Cristo se entregó y entrego lo más valioso que tenía sobre la tierra por la salvación de las almas: su vida. Lo entrego de una vez y para siempre, no, no fue a cuentas gotas. Cristo se dio y dio lo que tenía porque tú y yo nos salváramos. Muchas veces hemos dicho y escuchado: ¡Dios te ama! Pero muchas veces se queda en una expresión sin valor, únicamente palabras que suenan bonito. Pero su amor es verdadero, que renuncia a su gloria y muere como el más indigno pecador en una cruz; por todos los pecados y pecadores ofrenda su vida. Por eso, solo en Él tenemos salvación y vida eterna. Desgraciadamente, muchos de nosotros lo buscamos cuando necesitamos. Es decir, tenemos un pie en el camino de Cristo y otro pie en nuestra diversión. Ni vamos tras de Cristo ni vamos tras el mundo, es decir, vamos jugando con lo bueno en una mano y con lo malo en la otra. El libro del Apocalipsis del Apóstol San Juan es claro al decir: “a los tibios los vomito” (Ap. 3, 16). La pregunta que nos hace reflexionar es ¿Dónde tienes puesto tu corazón? ¿Cuál es el valor que quieres conseguir?
Constantemente escuchamos: “en mis tiempos la educación era así”; “en mis tiempos nos comportamos así…” “Pero esta generación parece que ha perdido los valores”, esta es la queja de los adultos. Los jóvenes también se quejan y dicen: “que anticuados están mis padre”, “¿Ma’ en que época te quedaste?” “Papa quiere educarnos como en la antigüedad, que retrasado”. Pero nuestra reflexión debe ser basada en la regla: amor, y nuestra vida debe buscar más vida, lo cual solo lo encontramos en Cristo, por lo tanto adecuemos nuestra vida a la Jesús, a los mandamientos de Dios. Sigue a Cristo, escucha la voz de Dios, que tu valor y tu tesoro lo busques basado en el amor y la vida eterna. Si el amor a Dios y a su Reino es tu regla de vida, no hay antigüedad, pero si un gran futuro y una gran esperanza: la vida en Dios. Si sigues a Cristo con todo tu ser ten la seguridad que su amor nunca te fallara.
Padre Carmelo, me podrían decir ¡hizo falta que explicara una parábola más! No, si sigues a Jesús y haces de Él tu vida completa, Él llenara tu vida de más vida, él te escogerá como pescado bueno y te llevara al reino de los cielos. Él te premiara con lo que tú no puedes conseguir con tus fuerzas propias, porque es un don de Dios, la salvación.
Hermano, hermana: busca a Dios, haz de su Reino tu tesoro, el valor más grande que puedes conseguir y síguelo. Ofrece tu vida y recibe la vida eterna. Recuerda ¡Dios te ama! Y ha dado su vida por ti. Ama a Dios y ofréndale tu vida, y síguelo. Su Reino y su promesa son para siempre. No te defraudara. Tu valor: el amor de Dios. Tu tesoro: el Reino de Dios, la salvación. La elección para sus hijos. Dios nos conceda la salvación eterna. Amen.