V DOMINGO DE CUARESMA

HOGAR, ESPERANZA Y VIDA: MISION

Estamos en el 5to. Domingo de cuaresma y es el último de cuaresma. Porque el próximo será el inicio de la Semana Santa, con elFrCarmelo4 domingo Ramos. Ahora bien, volviendo los ojos a este domingo, el pasaje evangélico nos presenta la historia de Lázaro, el amigo de Jesús a quien resucitó.

Lo primero que me llama la atención es que San Juan nos presenta detalladamente los acontecimientos, de tal manera que inicia ubicándonos quienes eran: Lázaro y sus hermanas Marta y María, los amigos de Jesucristo ¡ha! ¿Cristo tenía amigos tan íntimos? Sí, eran los amigos donde Cristo iba a descansar, a reír, a dormir, a comer. Entonces Cristo los conocía muy bien, e iba con ellos porque encontraba una familia, un hogar. Acá me detendré y preguntaré ¿Es tu casa un hogar acogedor? O ¿Es tu casa un hotel? En el diálogo, en la convivencia fraterna, en el jugar y reír, en la solidaridad en las penas, en la comprensión mutua, es donde vamos haciendo un hogar y no una casa fría que se vuelve edificio.

El evangelio nos aclara: “María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera”. Y es la misma en una de esas visitas de Cristo a su casa se sentó a los pies del Señor a escucharlo, dejando sola a Marta con los quehaceres. En ese pasaje, parecería que María es santa y Marta no. Pero comparándolo con el pasaje que nos recuerda este evangelio, es la mujer que ungió alabastro de nardo a Jesús, y los publicanos pensaban que si Cristo era profeta sabría qué clase de mujer lo tocaba. Jesús puso la compara de quien amaría más, si alguien a quien se le perdona una deuda pequeña o una deuda grande. Y terminó afirmando de María: “Y a esta mujer se le ha perdonado mucho”. María, la hermana de Lázaro, había sido una gran pecadora, pero al convertirse, siguió y amó tanto a Jesús, que confiaba infinitamente. Las dos, junto con su hermana, proclaman su fe en Cristo como la resurrección y la vida.

El pasaje evangélico continua diciendo: “Al oír esto, Jesús dijo: ‘Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella’”. Y continúa: “cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba”. Quiero hablar del sacramento de la Unción de enfermos. Muchos pensamos erróneamente que es el sacramento de muerte, que cuando el enfermo está verdaderamente al borde de la muerte es el tiempo de hacer correr al sacerdote para que vaya a ungirlo y a despedirlo, porque ya se va a morir. Por eso, muchos hermanos enfermos que aún están conscientes no quieren que vaya el padre porque ellos creen que aún no se están muriendo. Ningún sacramento es para bien morir, todos –los 7- los sacramentos nos dan vida y por la Unción de enfermos Cristo cura el alma y muchas veces también el cuerpo. Cristo fue bien claro al decir: “esta enfermedad no acabará con la muerte” y por eso se detuvo, no corrió para que Lázaro no muriera, porque quería enseñarnos a confiar plenamente en El.

“Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: ‘Quiten la losa’. Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: ‘Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.’” Esta es profundo porque la cueva estaba sellada con una losa, y muchas de nuestras situaciones: familia, política, sociedad, las metemos en una cueva y la sellamos con una loza ¡Ya no hay nada que hacer! ¡Ya está todo perdido! ¿Ya para seguimos luchando? Por favor, hermanos y hermanas, recuerden que si creen en Cristo, cualquier situación será posible vencerla. Marta exclama: “ya huele mal”. He escuchado muchas veces de parejas que dicen que ya su relación huele mal porque no se entienden, porque ya no se aman, porque se han ofendido mucho, porque ya no quieren luchar. Jesús nos dice también hoy: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.

Y Jesucristo: “Luego gritó con voz potente: ‘¡Lázaro, sal de ahí!’ y mandó a quienes acompañaban Marta y María: ‘Desátenlo, para que pueda andar.’” Hoy nuevamente nos manda, nos ordena Cristo, salir de nuestro conformismo y apatía e ir a redimir esas situaciones difíciles de nuestro hogar. Cristo nos manda a quitar las vendas de nuestros hermanos que aún están atados y van en la vida como zombis, quitar las vendas de la maldad y de la muerte para poder vivir y revivir el amor, la armonía y la esperanza de una vida nueva, con la fe y la esperanza en Cristo, nuestro Señor.

Voy a hacer el resumen: Poner atención en nuestro hogar, para que no sea una casa fría sino un hogar cálido. Como María la hermana de Lázaro, convertirnos hasta profesar nuestra fe en Cristo: tú eres la vida y la resurrección, sí creo en ti, mi Señor. Confiar en los sacramentos signos salvíficos, don y gratuidad de Dios para con nosotros. Llevemos el buen olor de Cristo y no el olor a muerte. Y la misión, salgamos de donde estamos y vayamos a llevar amor y esperanza a nuestros hermanos y hermanas, desatándolos de sus ataduras. Dios nos conceda nueva vida como a la Lázaro, una segunda oportunidad, pero que lo aprovechemos y vivamos unidos a Cristo. Amen.

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