SOLEMNIDAD DE LA ASCENCION DEL SENOR

Fr. Carmelo9SOLEMNIDAD DE LA ASCENCION DEL SENOR

Por Nuestro Párroco, Padre Carmelo Jiménez

Estamos ya a punto de terminar el tiempo pascual y hoy celebramos la Ascensión del Señor. Es la primera lectura de Hechos de los Apóstoles quien hace referencia a la Ascensión del Señor como parte del kerigma cristiano, pero subrayando sobre todo el resultado final, es decir, la afirmación de que está glorificado y sentado a la derecha del Padre.

Los días miércoles y jueves pasados, nos visitó el P. Juan José Muñoz, quien ofreció una plática de cómo interpretar las Sagradas Escrituras y el texto usado fueron los 40 días de Jesús en el desierto. Y hoy nos encontramos con este número nuevamente: “les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios” (Hechos 1:3). Esta referencia a los cuarenta días nos enseña algunos aspectos más importantes.  En primer lugar, este número significa madurez acabada; una generación; la edad que ha de tener un rabino para poder ser ordenado como tal y ejercer con plena autoridad propia. Con los Apóstoles es el tiempo de una nueva etapa, pero ¡qué difícil es comprender el plan de Dios y la misión y persona de Jesús! “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” (Hechos 1: 6).

Es necesario darse cuenta de tres cosas de este relato o suceso que nos describe muy bien San Lucas: 1ro. El estilo literario y el lenguaje utilizado es un lenguaje apocalíptico en el que las nubes cumplen una tarea de significación teológica, es decir, que el Hijo del hombre vendrá sobre las nubes del cielo. Las nubes son el estrado del trono de Dios. En la Ascensión de Jesús la imagen de las nubes colocándose debajo de sus pies nos da a conocer que el que ahora asciende a los cielos es el Juez Universal, el Hijo del hombre que recibe del Padre todo poder en el cielo y en la tierra (Mt 28,18-20). 2do. Se presentaron dos hombres vestidos de blanco. En toda descripción apocalíptica, hay una aparición de seres que no son de este mundo sino de otro mundo, pero que tienen una misión específica, en este caso, la de transmitir un mensaje. Y la 3ra. Cosa es que en toda descripción apocalíptica se transmite un mensaje: ““Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse” (Hechos 1: 10-11), para cerrar la historia y manifestarse plenamente.

La Ascensión supone la plena glorificación de Jesús. San Pablo no nos da detalles de la Ascensión, solo lo afirma y con ello nos anima a crecer en la esperanza de todo cristiano. Recordemos que Dios Padre: “todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo” (Ef. 1: 23).

El relato del Evangelio tomado para este domingo nos enseña que las apariciones de Jesús Resucitado a sus Apóstoles tiene dos finalidades: para que comprobaran que era el mismo que había vivido con ellos y que había sido crucificado y, para enviarles a la evangelización. El texto afirma: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará” (Mc 16: 15-16). Esta Evangelización es la misma que el Papa Francisco ha urgido en los últimos tiempos a toda la Iglesia. El Papa ha repetido una y otra vez, que quiere una iglesia en salida, que vaya y llegue a las periferias. Una Iglesia que anuncie el gozo de la vida. Una evangelización que nos incluye a todos, como agentes y como discípulos.

“El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían” (Mc 16, 19-20) Que nuestra fe este firme en que Cristo reina glorioso en el cielo, y que su Espíritu está presente en medio de nosotros, nos impulse a anunciar la Buena Nueva con alegría y entusiasmo. Sabiendo que a donde fue nuestro Rey y Señor, llegaremos también nosotros, su cuerpo. Amen.

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