San Miguel Arcángel, nuestro Santo Patrono
Por nuestro Párroco, Padre Carmelo Jiménez
Estamos de fiesta en nuestra parroquia por estar celebrando a nuestro Santo Patrono y es bueno peguntarnos ¿Quién es Miguel? En esta pequeña reflexión buscaré información, aclaro, buscaré en diferentes páginas web más información sobre los ángeles y san Miguel en específico.
¿Qué son los ángeles? El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) nos dice en los números 328, 329 y 330: “La existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe”. Y aclara que “el nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel” (Enarratio in Psalmum, 103, 1, 15). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan “constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18, 10), son “agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra” (Sal 103, 20)”. “En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles.”
Jesús a Natanael le dice: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del Hombre”. En resumen, podemos afirmar que los ángeles son seres espirituales al servicio de Dios, y yo, temerariamente me atrevo a afirmar, que son seres espirituales que Dios pone al servicio de sus hijos e hijas, o sea, que están a tu servicio para que te cuiden (los ángeles guardianes), el libro del Éxodo afirma: “voy a enviar a un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que te he preparado” (Ex. 23, 20) y Jesús afirma en el evangelio: “cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo os digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en los cielos”. Recuerda hermano, recuerda hermana, nunca vas solo por el camino de la vida, siempre está un ángel contigo.
Ahora nos pasamos a san Miguel Arcángel. Se le representa con el traje de Guerrero o de Soldado Centurión como Príncipe de Milicia Celestial que es. La tradición reconoce 7 arcángeles pero solamente se conocen tres nombres de ellos en las Sagradas Escrituras: Gabriel, Rafael y Miguel. A San Miguel se le da la más alta dignidad de entre ellos y por eso el nombre de: Príncipe de Milicia Celestial. La segunda lectura que escuchamos del Apocalipsis (12, 7 -12) nos narra como el Arcángel Miguel entabla la lucha contra el demonio, y asi demuestra su fidelidad a Dios. Como a todo ángel, Dios le concedió poder, incluso a Luzbel, pero este usando mal su poder se convirtió en el demonio, en príncipe de las fuerzas malignas. Miguel, siendo fiel a Dios y a su misión, gana la lucha contra el mal y lo arroja fuera de los cielos. Por eso, el honor y la veneración a San Miguel ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus inicios. Se le han atribuido muchísimos beneficios espirituales y temporales, y la tradición lo celebra, incluyendo los judíos lo invocan al final de sus oraciones.
Un punto importante en la devoción a San Miguel es la relación de este con la celebración de la Eucaristía. La tradición nos enseña que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y está de pie ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios: “te pedimos humildemente, Dios Todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo por manos de tu ángel…” (Plegaria Eucarística # 1). En muchas apariciones Marianas aparece san Miguel en adoración a la Eucaristía y a la Santísima Trinidad.
Por último, es bueno mencionar que san Miguel es defensor de los moribundos. Ahí, en la última batalla del ser humano, en donde puede caer en la tentación de la desesperación y renegar contra Dios o bien aferrarse a la fe y ofrendarse a Dios, sin duda que tiene que estar san Miguel para continuar la defensa del alma. Con la asistencia de San Miguel, de manera especial, a la hora de la muerte ya que es parte de su oficio el recibir las almas de los elegidos al momento de separarse de su cuerpo. Con san Miguel podremos ganar la última de las luchas de esta vida.
Busquemos siempre la intercesión de San Miguel y los ángeles. Dios, quien nos ama tanto, conoce las batallas de nosotros, sus hijos e hijas, y no solo nos da la salvación a través de su Hijo, sino que además nos auxilia con los ángeles para poder ir hacia El siempre y llegar victoriosos a la vida eterna.