LA COMPASION DE JESUCRISTO

Fr. Carmelo9XVI DOMINGO ORDINARIO

LA COMPASION DE JESUCRISTO

Por Nuestro Párroco, el Padre Carmelo Jiménez

Las lecturas para este domingo están preciosas, especialmente el Evangelio que es una continuación del Evangelio del domingo pasado. El domingo pasado basé mi reflexión en el Himno Cristológico de san Pablo a los Efesios y tan solo mencioné un poco del evangelio porque lo retomaré en esta reflexión.

“Llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos… Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban” (Mc 6: 7. 13). Por un cierto tiempo los apóstoles han estado en el seguimiento de Jesucristo, ya casi los tres años que han renunciado a sus familias para escuchar y estar con el Maestro. Ya saben suficiente de la vida de Jesucristo, sus predicaciones, su actuar y cuantas obras ha hecho en favor del pueblo de Dios, de los pobres y necesitados. El texto que incluyo ahora es del domingo pasado, para después hacer la conexión. Los apóstoles son enviados como colaboradores del Jesús. Son los continuadores de la obra que va a realizar como buen pastor. Jesucristo ha depositado en ellos su confianza al invitarlos y enviarlos a la tarea común: evangelizar. La tarea es bien definida: anunciar la Buena Nueva, que significa anunciar el arrepentimiento y no condenar. Expulsar los demonios para liberar a las personas y no vivir más en la esclavitud. Y por último, curar al enfermo, lo cual significa que Dios no quiere el sufrimiento para el ser humano.

“Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” (Mc 6: 30). Y los había enviado lleno de confianza en que su Padre cuidaría de ellos. Y ahora vuelven contentos a dar cuenta de la misión realizada. Una escena muy bonita y a la vez entrañable. Y mis pensamientos vuelan al tiempo del seminario que salíamos a la pastoral los fines de semana y tiempos fuertes, y al volver contentos a contar las experiencias. Así, los futuros pastores –los apóstoles- en comunión con el Buen Pastor. Es el primer envío de los apóstoles y sus corazones vuelven cargados de muchas emociones y quieren contar las vivencias.

“Entonces él les dijo: ‘Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco’, porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer” (Mc 6: 31). Debo reconocer que este pasaje bíblico siempre me causa un impacto personal porque hay muchos sacerdotes y religiosas que me quieren detener en mi quehacer, pero a la vez escucho las voces de necesidad y…

“Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6: 33a. 34). Los apóstoles son invitados a un lugar tranquilo. Es necesario un tiempo de calma para valorar los resultados de esta primicia de la misión que anuncia y los prepara la gran misión apostólica que realizarán después de su Resurrección y para el mundo entero.

Ayer, como hoy, Jesús sigue depositando su confianza en sus pastores. Y ayer como hoy necesitamos encuentros tranquilos con el Maestro y Pastor que nos envía. Pero igual que Jesús, siempre dispuestos a seguir estando con la gente. A pesar de la urgencia de descanso y tranquilidad para los apóstoles fue más fuerte su compasión por la gente. Que junto con encontrar el tiempo para estar con Jesús, también sepamos donarnos y compadecernos de la gente y anunciarles a ellos la misericordia divina, la liberación total del ser humano y la fuerza de sanación de Dios. Amen.

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