EUCARISTIA: VÍNCULO FRATERNO

Fr. Carmelo9XX DOMINGO ORDINARIO

EUCARISTIA: VÍNCULO FRATERNO

Por nuestro Párroco, el Padre Carmelo Jiménez

Continuamos la lectura del capítulo 6 del evangelio de San Juan, y nuevamente nos lleva a reflexionar sobre la Eucaristía. Hoy reflexionaremos en la Eucaristía: vínculo de unión fraterna y familiar.

La primera lectura inicia diciendo: “La sabiduría se ha edificado una casa, ha preparado un banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa” (Prov 9: 1-2), lo que nos lleva a reflexionar en la hospitalidad. Hay tres elementos importantes de la hospitalidad, la primera es “la casa”: escuchamos constantemente “mi casa es tu casa”, dicho muy popular, que era válido para la cultura antigua como para la nuestra. Hacer sentir bienvenido y en confianza a quien nos visita. Segundo elemento: “ha preparado un banquete”. Cuando alguien nos visitará, lo primero que pensamos es en la comida ¿vamos a un restaurant o preparo en casa? ¿Qué le daremos? Y ya es parte de estar esperando con entusiasmo a quien viene a visitarnos. Tercero: “ha mesclado el vino y puesto mesa”: en casi todas las culturas, el vino es el signo de la alegría. En el medio ambiente hebreo aun hoy, el vino sirve para celebrar los acontecimientos tanto familiar como de la nación.

Un elemento importante de la primera lectura que se refleja en el evangelio es: “Y a los faltos de juicio les dice” (Prov 9: 4) y en evangelio dice: “Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’” (Jn 6: 52). Recordemos que el capítulo 6 de este Evangelio inicia con dos signos: la multiplicación de los panes y los peces y Jesús que camina sobre las aguas ¿Se puede entender con la razón humana como hizo la multiplicación y dio de comer a más de 5000 personas? ¿Cabe en alguna mente como Jesús pudo caminar sobre las aguas? No, ningún razonamiento puede explicar los dos grandes signos. Y, ningún razonamiento humano podrá entender el misterio de la Eucaristía, sino es por amor. Sabemos que ha querido ocultarse en el pan y el vino que son alimentos básicos para la humanidad y que expresan fuertemente la comunión y solidaridad entre los hebreos.

“Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí” (Jn 6: 56-57). Estas afirmaciones de Jesús se entenderán mejor si recordamos lo que significa para los hebreos comer del mismo pan o beber de la misma copa. Entre ellos el comer un bocado del mismo pan establece una corriente vital muy intensa. El proceso sencillo: el pan se convierte en el cuerpo del que lo come en sangre; han comido del mismo pan, por tanto esa sangre es idéntica entre los dos que comieron el mismo pan. Y como la sangre es la expresión de la vida, comparten profunda y realmente la misma vida. Por eso Jesús dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él”.

Después de esta reflexión podremos concluir que la Eucaristía, nos une a Jesús en lo más íntimo, la vida; y n o solo en la vida terrenal, sino en la vida eterna. Y si entre nosotros compartimos el mismo pan y el mismo cáliz, por lo tanto nos hermanamos unos a otros. Así, la Eucaristía vínculo de unión fraterna y familiar. Ojalá y esos vínculos creados por la Eucaristía fortalezca más a la Iglesia, fortalezca más a nuestra comunidad y también nos ayude a permanecer unidos a Jesucristo. Amén.

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