EL ANUNCIO DEL REINO IMPLICA…

III DOMINGO ORDINARIO

EL ANUNCIO DEL REINO IMPLICA…

Por nuestro Párroco, P. Carmelo Jiménez

Todos los años en las primeras semanas de enero se dedica una semana a la oración y meditación por la unidad de los cristianos. Y esta semana esta dedicada a eso. Hay tantas sectas e Iglesias que han proliferado a través de la historia que muchas veces ya no sabemos cuáles son sus raíces. Inclusive hay una iglesia que se hace llamar cristiana, confundiendo con eso a muchos cristianos. Encontramos tantas Iglesias, hermanos separados y/o protestantes. Por eso la exhortación de san Pablo se hace muy fuerte: “Los exhorto, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos vivan en concordia y no haya divisiones entre ustedes, a que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo pensar” (1 Cor 1, 10). En un mundo lleno de guerras y divisiones, aún las iglesias continúan con divisiones, eso no es de cristianos. Jesucristo fundó una sola iglesia. Hay tantas cosas que nos unen mucho más de las que nos separan, por eso hoy oremos con fe para llegar un día a hacer realidad la esperanza de Cristo: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Jn 17, 21).

Voy a pasarme al Evangelio, dividido en dos partes. La primera parte es la actualización de la primera lectura. “Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí” (Mt 4, 12-13). En la tradición de San Marcos explica que Jesús comienza su actividad una vez que Juan el Bautista ha sido encarcelado. Pero Juan el Bautista y Jesús actuaban con criterios distintos. Jesús es la novedad, la buena noticia, para los que durante siglos habían caminado en tinieblas y en sombras de muerte. Pero, esta luz no viene de Jerusalén, sino que aparece en Galilea, en los territorios de las tribus de Zabulón y Neftalí, que siempre habían tenido fama de ser una región abierta al paganismo. Es en Cafarnaúm donde comienza a oírse la novedad de la predicación del Reino de Dios, de los cielos, como afirma el evangelio de san Mateo. Así, la profecía de Isaías se cumple y la esperanza nace para los paganos.

La segunda parte del Evangelio es el llamado de los primeros discípulos. Lo cual es una consecuencia, porque en todo lugar donde predique el Evangelio habrá discípulos. El tiempo que se acerca, es el tiempo del evangelio, de la buena nueva, que exige un cambio de mentalidad y una confianza absoluta (creer) en el evangelio. Jesús quiere anunciar con este tiempo nuevo que se acerca es la soberanía de la voluntad salvífica y amorosa de Dios con su pueblo y con todos los hombres que acepten el evangelio.

Esta segunda parte podríamos llamarlo un texto vocacional: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron” (Mt 4, 19-20). Este es el gran reto para todos los cristianos. Porque Dios quiere reinar salvando, haciendo posible la paz y la concordia. De ahí que el reino de Dios, tal como Jesús lo anuncia, representa la transformación más radical de valores que jamás se haya podido anunciar. Que implicaba la conversión radical. Por eso, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, lo dejan todo y siguen a Jesús. Literalmente dejaron todo: ideales, vida, familia, todo.

Este domingo, reflexionemos en los retos que trae el anuncio de la Buena Nueva: primero es la unidad de los cristianos, teniendo un solo Señor y un solo bautismo. Segundo, es el discipulado, seguir a Jesús con una renuncia total de sí mismo y poniendo en el centro a Jesús. Que Dios nos de la gracia para reconocer en los demás hermanos, la imagen de Dios. Y que respondamos a nuestro llamado, a la vocación que Dios nos invita a vivir. Dios conceda a los jóvenes, saber elegir su vocación. Amen

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