XXIX DOMINGO ORDINARIO
DÍA MUNDIAL DE LAS MISIONES
Por nuestro párroco, Padre Carmelo Jimenez
El tercer domingo de octubre se celebra el DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES, aunque se tomen las lecturas del Domingo Ordinario, también, parte de mi reflexión será hacer mención de las misiones.
Iniciare directamente con una anécdota. En días pasados visite unos amigos en Owensboro. Ellos tienen restaurant, y aunque tienen muy buena comida, a mucha gente les gusta, sirven muy buenas porciones, el lugar es elegante, quienes trabajan ahí son muy amables y la gente que los visita habla maravillas del lugar, aun así no han sobresalido. Ellos fueron a una muestra de comida, y a un año de haber abierto, mucha gente les dijo que no lo conocían a ellos. La pregunta del millón de pesos seria ¿porque no los conocen? La respuesta es simple, porque les falta anunciarse, les falta la publicidad. Y las veces que han hecho aunque poca publicidad han tenido clientela.
Podrían preguntarme ahora ¿Qué tiene que ver eso del restaurant con el Evangelio y Cristo? Fácil, que a 2000 años del acontecimiento cristiano aún hay muchas partes donde no se conoce a Cristo y su Palabra de salvación porque no hay quien quiera ir a anunciarlo y llegare las Buenas Nuevas de la salvación. En un mundo que se ha vuelto egoísta faltan sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que quieran dar su vida por Cristo y por el Evangelio.
También podrían preguntarme ¿Por qué elegir EEUU para hacer misión y no otro lugar? Mi respuesta, aclaro, mi respuesta es porque también es tierra de misión. Muchas veces lo he dicho, a Estados Unidos yo no pensaba ir a misión o a hacer ministerio sacerdotal. Antes de aceptar vine a conocer, y entre Paul Wittle y Paco Byron Macías me llevaron por diferentes casas y escuchando la gente y sus necesidades, es como acepte venir a estar tierras. Dios ha tenido muchas bendiciones para todo este tiempo, y aunque estoy muy a gusto acá porque ahora cuento con el cariño de mucha gente, también pienso en que algún día partiré a otras tierras. La Diócesis me ha invitado a quedarme e incardinarme, pero siempre les he dicho que no. No porque quiera volver a mi tierra, sino porque deseo un día ir a compartir mi fe y alegría de Cristo me ha llamado, de que Dios me perdonado, y que tengo la esperanza de salvación a otras partes, donde no sepan de Cristo.
La Diócesis de Owensboro está considerada como una de las más pobres en los Estados Unidos, y la parroquia a la cual sirvo como párroco o de la cual soy párroco, es, dentro de la Diócesis, una de las más pobres, que siempre necesita subsidio tanto de la Diócesis como de otras parroquias para poder subsistir. Teniendo en cuenta eso, me siento misionero aun acá en los Estados Unidos. He recorrido casi toda la Diócesis por ser el director Espiritual del Ministerio Hispano, y puedo decir con gran satisfacción que he estado y caminado con la gente, sin importar cansancio, lejanía, costo de moverse, lo he hecho porque estoy convencido de que eso haría Cristo, de que eso hizo Cristo conmigo.
Al ser nombrado párroco, le he dedicado tiempo a mi parroquia. Visito y celebro la Misa una vez al mes en el Asilo de Ancianos. Junto con Patty Gutiérrez nos encargamos de la Formación de la Fe para los niños, de las clases para Catecúmenos, y visitar los grupos de Levántate, sin olvidarnos de la parte social como: acompañar a la gente al doctor, visita a enfermos, buscar la ayuda para tantos y tantos hermanos.
Misión es salir de uno mismo, es levantarse y ponerse en marcha, para llevar el amor de Dios hacia tantos hermanos y hermanas, que aun cuando ya han escuchado de Cristo, muchos de ellos no lo conocen. Es necesario renunciar a sí mismo para donarse a Dios en el servicio a los hermanos.
Ahora me dirán: ¡se olvidó de las lecturas! No, no me olvide. “Nuestra predicación del Evangelio entre ustedes no se llevó a cabo sólo con palabras, sino también con la fuerza del Espíritu Santo, que produjo en ustedes abundantes fruto”(1 Ts. 1, 5). Quiero invitarlos a orar por los misioneros, porque aquellos que desde sus propios lugares anuncian la salvación. Orar por quienes han dejado sus tierras para ir tras Cristo, llevando a la vez, la buena nueva. Orar por aquellos misioneros que están pasando tribulaciones por causa de Cristo, que les de su fuerza. Dios conceda la abundancia de misioneros a su Iglesia para que muchas personas más conozcan a Cristo y la Salvación. Amen