Reflexion: SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDADFrCarmelo6

Para este domingo celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Esta solemnidad es un misterio, el misterio de Dios. Como misterio tengo que decir que podemos conocer algo pero que desconocemos gran parte. Acerca de Dios conocemos lo que él mismo se ha revelado a través de la historia. Conocemos a Dios a través de sus acciones. Como seres humanos, limitados, también nuestro conocimiento se limita a nuestros sentidos y lo que nuestra mente alcanza a comprender.

La manera de conocer a Dios es acercándonos a Él, creyendo en Cristo y dejándonos guiar por el Espíritu Santo, quien nos va revelando poco a poco el misterio de Dios. Cuando el hombre decide ir por su propio camino no va a llegar a Dios, se perderá en el pecado, y el pecado aleja a la persona de la comunidad y lo aleja del amor misericordioso de Dios, quedando a merced del maligno y, muchas veces, a auto-condenándose.

Hace casi dos años atrás tuve la oportunidad de ir a Tierra Santa, y entre los lugares que visitamos fue el Monte Sinaí en Egipto. Debo aclarar que como gusto personal me atrae la fotografía y por lo tanto, cargué extra batería y extra memoria para mi cámara, así yo no tenía que detenerme a revisar si la fotografía salió bien o no, yo tomaba y tomaba fotos. El día que fuimos al Sinaí iniciamos a caminar a las 12:00 a.m. Y estuvimos arriba del Monte casi a las 5:00 a.m. Era un espectáculo increíble porque ya se veía los rayos solares y la luna aún seguía alumbrando. Es una claridad que no es muy claro (parece contradictorio) y una obscuridad que logras ver. Pues bien, yo con mi cámara alcancé a tomar muy buenas fotos y otros venían y me preguntaban cómo le hacía y les decía o programaba sus cámaras. Arriba del Monte Sinaí no hay más que piedras y más piedras. Una pequeña capilla que nunca se abrió y nada más que ver este espectáculo de la luz. Habían muchos grupos como el nuestro, unos cantaban, otros oraban y algunos pastores predicaban. Algunas personas arrodilladas en signo de oración y otras, muchas llorando y, me preguntaba ¿porque lloran? Continúe tomando fotos por diferentes lugares hasta llegar a un peñasco que ya no podía continuar. En ese momento me senté e inicié a observar el panorama, frente a mi había una caída de unos 300 metros mínimamente, así que para moverme tenía que hacerlo con mucho cuidado, pero en ese momento no había más que hacer que disfrutar. No supe en qué momento dejé mi cámara a un lado, tampoco supe cuando tomé mi celular e inicié a grabar. Sólo recuerdo que yo tenía mi celular en mano y grabando mi oración, oración que hacía en medio del llanto y que no podía detener el llanto. Solamente cuando dejé de usar la mente y mis conocimientos fotográficos es cuando yo pude experimentar la presencia de Dios en aquel lugar santo. Solamente después de dejar a un lado los mecanismos humanos es cuando pude estar yo y Dios, y es ahí donde se revela. Tengo muchos recuerdos de la Tierra Santa, tengo muchas fotos de lugares bellos, pero lo mejor para mí fue lo vivido en Monte Sinaí.

El misterio de la Santísima Trinidad es el corazón de la fe, que vamos conociéndolo conforme crecemos en ella. Entre la fe y conocimiento de Dios hay un círculo vicioso porque, entre más conocemos a Dios más nos aumenta la fe, y entre más aumenta fe, más conocemos a Dios. Así la primera lectura nos dice acerca de Dios: “El Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad”. Y san Pablo afirma: “Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes”. Cualidades de Dios que podemos vivir y experimentar.

En el nombre del Padre (creador) y del Hijo (redentor) y del Espíritu Santo (consolador) somos insertados en la vida de gracia, en ese misterio vivimos nuestra vida, y en ese misterio tenemos la esperanza de llegar a gozar de la familia divina. Porque el fin último de nosotros -los cristianos- es llegar a unirnos y gozar del Amor de la bendita Trinidad y ser uno, con el Padre por medio del Hijo.

Que la gracia recibida en nuestro bautismo crezca de día en día. Que Dios toque nuestros ojos para que podamos ver más allá de lo que vemos y que penetre en nuestros corazones, para conocerlo y amarlo, y amándolo le sirvamos y le sigamos. ¡Amén!

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