LA FAMILIA: LO MÁS LINDO DE LA CREACION

XXVII DOMINGO ORDINARIO

LA FAMILIA: LO MÁS LINDO DE LA CREACION

Por Nuestro Párroco, el Padre Carmelo Jiménez

Las lecturas para este domingo nos hacen reflexionar en la realidad de la familia actual y los valores; valores que se tienen que pensar en los orígenes o en momento que Dios lo creo. Para voy a tomar gran parte de las palabras del Papa Francisco.

En la Fiesta de las familias y Vigilia de oración en Filadelfia, dijo: “Una vez, un chico me preguntó –ustedes saben que los chicos preguntan cosas difíciles–: «Padre, ¿qué hacía Dios antes de crear el mundo?». Les aseguro que me costó contestar. Y le dije lo que les digo ahora a ustedes: Antes de crear el mundo, Dios amaba porque Dios es amor, pero era tal el amor que tenía en sí mismo, ese amor entre el Padre y el Hijo, en el Espíritu Santo, era tan grande, tan desbordante… –esto no sé si es muy teológico, pero lo van a entender–, era tan grande que no podía ser egoísta. Tenía que salir de sí mismo para tener a quien amar fuera de sí. Y ahí, Dios creó el mundo. Ahí, Dios hizo esta maravilla en la que vivimos. Y que, como estamos un poquito mareados, la estamos destruyendo. Pero lo más lindo que hizo Dios –dice la Biblia– fue la familia. Creó al hombre y a la mujer; y les entregó todo; les entregó el mundo: «Crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer». Todo el amor que hizo en esa Creación maravillosa se lo entregó a una familia”.

El Papa Francisco continua diciendo: “Pero volvamos para atrás. Cuando el hombre y su esposa se equivocaron y se alejaron de Dios, Dios no los dejó solos. Tanto el amor…, tanto el amor, que empezó a caminar con la humanidad, empezó a caminar con su pueblo, hasta que llegó el momento maduro y le dio la muestra de amor más grande: su Hijo”.

El Papa hace dos afirmaciones fuertes: “Y que, como estamos un poquito mareados, la estamos destruyendo… Cuando el hombre y su esposa se equivocaron y se alejaron de Dios”. Nuestro mundo experimenta una gran destrucción en muchos aspectos: la naturaleza, la familia, los valores. Nuestras familias se dividen tan fácilmente que los que sufren son los hijos y muchas veces los esposos están tan metidos en sus egoísmos que no logran ver el daño que provocan. Muchos de esos ex-esposos culpan a muchos de quienes están alrededor pero nunca ven que ellos están en un error. Cuando no se tiene a Dios, el mundo y el diablo nos lleva a la destrucción.

Y es nuevamente el Papa Francisco quien ilumina con su mensaje: “Estamos en la fiesta de las familias. La familia tiene carta de ciudadanía divina. ¿Está claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la dio Dios, para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza. Claro, algunos de ustedes me pueden decir: «Padre, usted habla así porque es soltero». En la familia hay dificultades. En las familias discutimos. En las familias a veces vuelan los platos. En las familias los hijos traen dolores de cabeza. No voy a hablar de las suegras. Pero en las familias siempre, siempre, hay cruz; siempre. Porque el amor de Dios, el Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las familias también, después de la cruz, hay resurrección, porque el Hijo de Dios nos abrió ese camino. Por eso la familia es –perdónenme la palabra– una fábrica de esperanza, de esperanza de vida y resurrección, pues Dios fue el que abrió ese camino. Y los hijos. Los hijos dan trabajo. Nosotros como hijos dimos trabajo. A veces, en casa veo algunos de mis colaboradores que vienen a trabajar con ojeras. Tienen un bebé de un mes, dos meses. Y les pregunto: «¿No dormiste?». Y él: «No, lloró toda la noche». En la familia hay dificultades, pero esas dificultades se superan con amor. El odio no supera ninguna dificultad. La división de los corazones no supera ninguna dificultad. Solamente el amor es capaz de superar la dificultad. El amor es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante”.

Y el Papa concluyo diciendo: “En la familia a veces hay enemistades. El marido se pelea con la mujer, o se miran mal, o los hijos con el padre. Les sugiero un consejo: Nunca terminen el día sin hacer la paz en la familia. En una familia no se puede terminar el día en guerra. Que Dios los bendiga. Que Dios les dé fuerzas. Que Dios los anime a seguir adelante. Cuidemos la familia. Defendamos la familia porque ahí se juega nuestro futuro. Gracias. Que Dios los bendiga y recen por mí, por favor”.

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