V DOMINGO DE CUARESMA
LA NUEVA ALIANZA
Por Nuestro Párroco, Padre Carmelo Jiménez
Estamos ya en el quinto domingo de Cuaresma y el próximo domingo iniciaremos la Semana Santa. Recordando el tercer domingo de Cuaresma, aparece la triple Alianza de Dios con su pueblo: con Noé, con Abraham y con Moisés. Es el profeta Jeremías quien pone un nuevo punto en la historia de salvación: “Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva” (Jer 31: 31).
Este es el contexto de todas las lecturas para este domingo: LA NUEVA ALIANZA. Esta nueva Alianza nos llevará a la esperanza de salvación para nosotros los pecadores, así lo expresa la carta a los Hebreos: “A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen” (Hb 5: 8-9). Es como una vieja alianza que ahora se renueva con la promesa de una alianza que va a ser firmada no con sangre de animales, sino con el Cordero Inmaculado que quita los pecados del mundo: Jesucristo. Esa es la Nueva Alianza que se presagia, la que Cristo viene a sellar con su sangre redentora.
Pero pudiéramos quedarnos como espectadores de un pueblo que vivió hace siglos, pero no podemos quedarnos como espectadores. Pareciera que el pueblo de Israel: Abraham, Moisés, celebrando alianza con Dios, se han quedado en el horizonte lejano de la historia. La gran invitación es a vernos a nosotros mismos haciendo la historia. Nosotros somos hoy el pueblo que ha heredado las promesas de Abraham, los compromisos de Moisés, las renovaciones de los profetas.
Acerquémonos a la Semana Santa, no con recuerdos históricos, acerquémonos a la Semana Santa con un compromiso presente, sintiendo que yo, con mi nombre y apellido, tal como soy: con mis pecados y mis miserias, con mis ilusiones y mis esperanzas, con mis proyectos y fracasos, con mis dolores y alegrías: yo, mi familia, mi pueblo, acá donde vivo, no de allá de donde vengo; en esta historia concreta es que celebraremos la alianza con Dios.
Cristo se convierte en salvación para todos quienes lo obedecen, por eso en la consagración del vino, se dice: “Sangre de la alianza, nueva y eterna que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados”. Por eso, en Cristo ponemos toda nuestra esperanza, gracias a que se sometió a pasar por la muerte, y de la muerte pasó a la vida. El evangelio afirma: “Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto” (Jn 12:24). Por lo tanto, un Cristo resucitado sin haber pasado por la muerte, no tendría todo el valor que ahora tiene. Una pasión sin resurrección sería el fracaso rotundo. La NUEVA ALIANZA se cumple con el Misterio Pascual, del cual hemos de vivir nuestra fe y nuestra esperanza.
Que visualizando ya la próxima Semana Santa, podamos vivir intensamente esta última Semana de Cuaresma, y con toda la alegría y bien preparados, vivir el misterio Pascual, y que Dios nos dé más gracia, fe y amor, sabiendo que morimos con Cristo al pecado y que un resucitaremos como El a la vida eterna. Amen