I DOMINGO DE CUARESMA
ARREPENTIRSE Y CREER
Por Nuestro Párroco, Padre Carmelo Jiménez
Iniciamos nuestro camino cuaresmal el miércoles pasado con la imposición de cenizas sobre nuestras cabezas. ¿Cuál es el significado de que Jesús pasó 40 días y noches de soledad, oración y ayuno en el desierto de Judea? En el Antiguo Testamento 40 días fue visto a menudo como un período significativo de pruebas y preparación para entrar en una relación de pacto con Dios. Y hoy podríamos preguntarnos: ¿nosotros que conseguiremos con todas las prácticas cuaresmales durante 40 días? ¿Qué obtendremos de cuaresma? La esperanza de entrar al Reino de Dios.
¿Cómo entramos en el reino de Dios? Jesucristo en el anuncio de la buena nueva dio dos cosas explícitas que cada uno de nosotros debe hacer para recibir el reino de Dios: ARREPENTIRSE Y CREER. Cuando sometemos nuestras vidas a la regla de Cristo y creemos que en el mensaje del evangelio del Señor Jesús, nos da la gracia y el poder para vivir una nueva forma de vida como ciudadanos de su reino. Cristo nos da la gracia para renunciar al reino del pecado y de las tinieblas gobernado por Satanás, el padre de la mentira (Juan 8:44) y el gobernante de este mundo (Juan 12:31). Es por eso que el arrepentimiento es el primer paso hacia el Reino de Dios.
Arrepentirse significa cambiar: cambiar mi forma de pensar, mi actitud, mi disposición y mis opciones de vida para que Cristo sea el Señor y Maestro de mi corazón y no reine en mi (nosotros) el pecado, ni el egoísmo y ni la codicia. Si solo nos arrepentimos de nuestros pecados por las consecuencias, es muy probable que volvamos al pecado que nos domina. Por eso, el verdadero arrepentimiento requiere un corazón contrito (Salmo 50, 17), dolor por el pecado, y una firme resolución de evitarlo en el futuro. El Señor Jesús nos da la gracia de ver el pecado como lo que realmente es: un rechazo del amor de Dios y la sabiduría para nuestras vidas, así también, la negativa de hacer lo que es bueno y de acuerdo con su voluntad. La gracia de Dios trae perdón y ayuda para alejarse de todo lo que nos impide y aleja de su amor y su verdad.
Creer es recibir a Jesús en su palabra y reconocer que Dios nos amó tanto que envió a su único Hijo para liberarnos de la esclavitud del pecado y de los deseos dañinos, así nos los expresa San Pedro en la segunda lectura (1 Pe. 3, 18). Dios hizo el sacrificio supremo de su Hijo en la cruz para llevarnos de vuelta a una relación de paz y amistad con él mismo. Él es nuestro Padre y Señor y Él quiere que vivamos como sus hijos e hijas. Dios nos amó primero y nos invita en el amor a entregar nuestras vidas a Él. ¿Crees que el Evangelio -la buena nueva de Jesús – tiene poder para liberarte de la esclavitud del pecado, el egoísmo y la codicia?
Que esta cuaresma nos ayude a arrepentirnos de nuestros pecados y convertirnos más a la voluntad de Dios, a crecer en el amor, la gracia y la fe en Jesucristo. Que el ayuno, la oración y la caridad sean los medios para vivir el pacto de Dios con la humanidad. Que participe ya, desde ahora, de su Reino de amor, justicia y paz. Amén.