DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

L1290264XXXII DOMINGO ORDINARIO

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

Por nuestro Párroco, Padre Carmelo Jiménez

Este domingo XXXII del tiempo ordinario coincide la celebración de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, lo cual es importante porque es la iglesia más antigua del mundo. Por eso ha recibido el título de Cabeza y Madre de todas las iglesias. Cuando el emperador Constantino se convirtió al catolicismo, es cuando cesaron las persecuciones a los cristianos. A comienzo del siglo IV (poco después del año 300 d. C.) el emperador cedió al Papa San Silvestre, el Palacio de Letrán para que fuera su residencia oficial. Así, Letrán fue la sede central de la Iglesia Católica durante más de 1.000 años, hasta el siglo XIV en que los Papas se trasladaron al Vaticano. El Papa San Silvestre construyó la primera basílica y la dedicó a San Juan Bautista el 9 de Noviembre del 324 D.C.

A la Basílica de San Juan de Letrán se llega a través de un agradable paseo ajardinado junto a la vieja muralla aureliana que va desde la Basílica de Santa María la Mayor. Santa Elena, madre del emperador Constantino, pretendió hacer en este lugar una especie de Jerusalén en Roma, trayendo desde Tierra Santa un barco cargado con tierra del Calvario y las reliquias de la Cruz, que todavía se custodian en una capilla especial de esta basílica, conocida como la Capilla de la Santa Croce in Gerusalemme.

Es la Catedral de la Diócesis de Roma o la Iglesia del Papa, como obispo de Roma. En ella están las fotografías de todos los Papas, desde San Pedro hasta el Papa Francisco. En esta Basílica se celebraron 5 concilios. En 1929, ahí se firmó el Tratado de Letrán, que es un tratado de paz entre el Vaticano e Italia.

Ahora podrán decirme, y toda esa historia ¿para qué nos sirve? La web: www.aciprensa.com, en el apartado acerca de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, afirma: “San Agustín recomienda: ‘Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma’“.

El evangelio de hoy de san Juan afirma: “ ‘Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré’. Replicaron los judíos: ‘Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?’. Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho”. (Jn. 2,19-22)

Ahora bien, invitarlos a reconocer que desde nuestro bautizo fuimos consagrados templos vivos del Espíritu Santo y que Dios está en cada uno de nosotros. Nuestro cuerpo es sagrado de tal manera que merece respeto y honor. Amémonos a nosotros mismos y podremos sentir  el amor de los demás y podremos amar a los demás. Así creceremos como una comunidad eclesial. Que Dios nos conceda crecer en comunidad, en la Iglesia, cuerpo de Cristo, hasta llegar a su reino. Amen.

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